martes, 6 de septiembre de 2011

Jiddu Krishnamurti: sé tu propio destino...




Por si alguien se interesa en saber algo sobre Jiddu Krishnamurti: "La Orden de la Estrella de Oriente fue fundada en 1911 para proclamar el advenimiento del Instructor del Mundo. Krishnamurti fue designado Jefe de la Orden.La Orden de la Estrella había recibido en tanto donaciones importantes, entre ellas el Castillo de Ommen, en Holanda. En agosto de 1928, Krishnamurti se reunió con toda la jerarquía de la Orden y con seguidores del Instructor del Mundo quienes habían construido costosas cabañas cerca del Castillo de Eerde, donde estaría el Cuartel General de la Orden- y sus palabras cayeron como un balde de agua fría sobre los oyentes que esperaban que el próximo año se declarara el Instructor del Mundo: 

"Cada uno de ustedes puede ser discípulo de la verdad si entienden que la verdad es no seguir a individuos. ¿No es más simple hacer de la vida misma la meta, el guía, el maestro y el Dios, que tener intermediarios, gurus, quienes inevitablemente rebajan la verdad y por lo tanto la traicionan?.. No me citen después como una autoridad. Rehúso ser para ustedes una muleta. No voy a dejar que me pongan en una jaula para adorarme."


Finalmente, el 3 de agosto de 1929, en el castillo de Omen, ante más de tres mil miembros activos de la Orden de la Estrella y miles más oyendo por radio su discurso, Krishnamurti se negó a proclamarse el Instructor del Mundo y disolvió la ...orden de la Estrella, también devolvió el castillo y las donaciones recibidas. En ese dramático discurso Krishnamurti esbozó lo que luego remarcaría durante toda su vida:
Yo sostengo que la verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. Ese es mi punto de vista y me adhiero a él absoluta e incondicionalmente. La Verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede ser organizada; ni puede formarse organización para conducir o forzar a la gente por algún sendero particular. Si desde el principio entienden eso, entonces verán lo imposible que es organizar una creencia, esto es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla. Si lo hacen se torna en algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, una secta, una religión que ha de imponerse a los demás. Esto es lo que todo el mundo trata de hacer. La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, para los que están sólo momentáneamente descontentos.
La Verdad no puede rebajarse, es más bien el individuo quien debe hacer el esfuerzo de elevarse a ella. Ustedes no pueden traer la cumbre de la montaña al valle. Si quieren llegar a la cima de la montaña, tienen que atravesar el valle y trepar por las cuestas sin temor a los peligrosos precipicios. Tienen que ascender hacia la Verdad, ésta no puede "desvanecerse" ni organizarse para ustedes.
Yo no quiero pertenecer a ninguna organización de tipo espiritual; por favor comprendan esto.Por otra parte, sostengo que ninguna organización puede conducir al hombre a la espiritualidad. Si se crea una organización para este propósito, ella se convierte en una muleta, en una debilidad, en una servidumbre que por fuerza mutila al individuo y le impide crear, establecer su unicidad que descansa en el descubrimiento que haga por si mismo de esta Verdad absoluta e incondicionada. Por lo tanto, esa es otra de las razones por las que decido, ya que soy el Jefe de la Orden, disolverla. Nadie me ha persuadido para que tome esta decisión.

Esta no es ninguna magnífica proeza, porque yo no deseo seguidores, y esto es lo que quiero significar. En el momento en que siguen a alguien, dejan de seguir la Verdad. No me preocupa si prestan o no atención a lo que digo. Deseo hacer cierta cosa en el mundo y voy a realizarla con resuelta concentración. Sólo estoy interesado en una cosa esencial: hacer que el hombre sea libre. Deseo liberarlo de todas las jaulas, de todos los temores, y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías y nuevas filosofías. Entonces, naturalmente me preguntarán porqué recorro el mundo hablando continuamente. Les diré porque lo hago: no es porque desee que me sigan, ni porque desee un grupo especial de discípulos selectos. (¡Cómo gustan los hombres de ser diferentes de sus semejantes, por ridículas, absurdas o triviales que puedan ser sus distinciones! -No quiero alentar ese absurdo-). No tengo discípulos ni apóstoles, ya sea en la tierra o en el reino de la espiritualidad.

Un periodista que me ha entrevistado, consideraba un acto grandioso disolver una organización en la cual había miles y miles de miembros. Para él, esto era una gran acción porque dijo: ¿Qué hará usted después, cómo vivirá? No tendrá seguidores, la gente no lo escuchará.

Con que sólo haya cinco personas que escuchen, vivan, que tengan sus rostros vueltos hacia la eternidad, será suficiente.

Como he dicho, tengo solamente un propósito; hacer que el hombre sea libre, impulsado hacia la libertad, ayudarle a romper con todas sus limitaciones, porque sólo eso habrá de darle la felicidad eterna, la realización no condicionada del Ser.

Porque yo soy libre, no condicionado, completo -no una parte, no lo relativo, sino la Verdad total que es eterna- deseo que aquellos que buscan comprenderme sean libres, que no me sigan, que no hagan de mí una jaula que se tornará en una religión, una secta. Más bien deberían librarse de todos los temores: del temor de la religión, del temor de la salvación, del temor de la espiritualidad, del temor del amor, del temor de la muerte, del temor de la vida misma. Así como un artista pinta un cuadro porque se deleita en esa pintura, porque ella es la expresión de él mismo, su bienestar, su gloria, así hago yo esto, y no porque quiera nada de nadie. Ustedes están acostumbrados a la autoridad o a la atmósfera de autoridad que piensan va a conducirlos a la espiritualidad. Creen y esperan que otro, por sus extraordinarios poderes -un milagro- podrá trasportarlos a ese reino de libertad eterna que es la Felicidad. Toda la perspectiva que tienen de la vida, se basa en esa autoridad.

Me han estado escuchando durante tres años sin que ningún cambio se operara en ustedes, salvo en algunos pocos. Ahora, analicen lo que estoy diciendo, sean críticos para que puedan alcanzar una comprensión profunda, fundamental. Cuando buscan una autoridad que los conduzca a la espiritualidad, se obligan ustedes automáticamente a crear una organización alrededor de esa autoridad. Por la creación misma de esa organización, que piensan ha de ayudar a esta autoridad para que les guíe hacia la vida espiritual, quedan ustedes atrapados en una jaula.

En el lugar de las viejas distinciones espirituales, tienen ustedes nuevas distinciones, en lugar de los viejos cultos, tienen cultos nuevos. Todos ustedes dependen de algún otro par su espiritualidad, para su felicidad, para su iluminación; y aunque se han estado preparando par mí durante dieciocho años, cuando yo digo que toas estas cosas son innecesarias, cuando digo que deben descartarlas todas y mirar dentro de sí mismos para la iluminación, para la gloria, para la purificación e incorruptibilidad del Ser, ninguno de ustedes quiere hacerlo. Puede que haya usos pocos, pero son muy pocos.

¿Para qué, pues, tener una organización?

¿Porqué las personas falsas, hipócritas, me han seguido a mí, la encarnación de la verdad?

Recuerden, por favor, que no estoy diciendo cosas duras o crueles, sino que hemos llegado a una situación en que deben ustedes enfrentarse a las cosas tal como son. El año pasado dije que no transigiría. Muy pocos me escucharon entonces. Este año he puesto eso absolutamente en claro. No se cuántos miles en el mundo miembros de la Orden han estado preparándose para mi durante dieciocho años, sin embargo, ahora no están dispuestos a escuchar incondicional y totalmente lo que digo.

¿Para qué, pues, tener una organización? Como dije antes, mi porpósito es hacer que el hombre sea incondicionalmente libre, porque yo sostengo que la única espiritualidad es la incorruptibilidad del propio Ser, que es eterno, que es la armonía entre la razón y el amor. Esta es la absoluta, incondicionada Verdad que es la Vida misma.

Deseo, por tanto, que el hombre sea libre, que se regocije como el pájaro en el cielo claro, libre de toda carga, independiente, extático en esa libertad, Y yo, por quin ustedes se han estado preparando durante dieciocho años, digo ahora que deben liberarse de todas estas cosas, liberarse de sus complicaciones, de sus enredos. Para eso no necesitan tener una organización basada en la creencia espiritual. ¿Porqué tener una organización para cinco o diez personas en el mundo que comprenden, que luchan, que han desechado todas las cosas triviales? Y para los débiles no puede haber organización alguna que les ayude a encontrar la Verdad, porque la verdad está en cada uno de nosotros; no está lejos ni cerca; está eternamente ahí.

Las organizaciones no pueden hacerlos libres. Ningún hombre puede, desde afuera, hacerlos libres; ni un culto organizado, no la propia inmolación a una causa puede hacerlos libres, ni el formar parte de una organización, ni el lanzarse a una actividad puede hacerlos libres. Ustedes utilizan una máquina de escribir para su correspondencia, pero no la ponen en un altar para adorarla. Sin embargo, eso es lo que están haciendo cuando las organizaciones se convierten en la principal preocupación de ustedes. ¿Cuantos miembros hay en ella? Esta es la primera pregunta que se hacen todos los reporteros. ¿Cuántos seguidores tiene usted? Por su número juzguemos si lo que dice es verdadero o falso. Yo no se cuántos son. No estoy interesado en eso. Aunque hubiera un sólo hombre que haya podido liberarse, sería suficiente.

Asimismo, tienen ustedes la idea de que sólo ciertas personas poseen la llave para entrar en el Reino de la Felicidad. Nadie la posee. Nadie tiene la autoridad para poseerla. Esa llave es el propio Ser de cada uno, y sólo en el desarrollo, la purificación y la incorruptibilidad de ese Ser, está el Reino de la Eternidad.

Verán, pues, que absurda es toda la estructura que han edificado buscando la ayuda externa, dependiendo de otros para el propio bienestar, para la propia felicidad, para la propia fortaleza. Estas cosas sólo pueden encontrarlas dentro de sí mismos.

¿Porqué, pues, tener una organización?

Se han acostumbrado a que se les diga cuánto han avanzado, cuál es el grado espiritual que poseen. ¡Qué niñería!. ¿Quién sino ustedes mismos pueden decir si son hermosos o feos por dentro? ¿Quién sino ustedes mismos pueden decir si son incorruptibles? Ustedes no son serios en estas cosas.

¿Porqué, pues, tener una organización?

Pero aquellos que realmente deseen comprender, que traten de descubrir lo que es eterno, sin principio ni fin, marcarán juntos con mayor intensidad y serán un peligro para todo lo que no es esencial, para las irrealidades, para las sombras. Y que ellos se reunirán y se volverán llama, porque habrán comprendido. Un cuerpo así es el que debemos crear y tal es mi propósito. Gracias a esa verdadera comprensión habrá una verdadera amistad. A causa de esa verdadera amistad que al parecer ustedes no conocen habrá verdadera cooperación de parte de cada uno. Y esto no por motivo de la autoridad, ni por la salvación, ni por la inmolación a una causa, sino porque ustedes realmente han comprendido y, en consecuencia, son capaces de vivir en lo eterno. Esto es algo más grande que todo placer y que todo sacrificio.

Estas son, pues, algunas de las razones por las que, después de haberlo considerado cuidadosamente por dos años, he tomado esta decisión. No proviene de un impulso momentáneo. Nadie me ha persuadido a ello, no me djo persuadir en tales cosas. Durante dos años he estado pensando en esto, despacio, cuidadosamente, pacientemente, y he decidido ahora disolver la Orden, puesto que soy su jefe, Pueden formar otras organizaciones y esperar por algún otro. Eso no me concierne, como tampoco me concierne crear nuevas jaulas y nuevas decoraciones para esas jaulas. Mi único interés es hacer que el hombre sea absolutamente, incondicionalmente libre.

J. Krishnamurti


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